Amor español - 6B
Audio del cuento
Un mediodía en Madrid Doris salía de la escuela. Ella era una joven muy engreída y celosa. Tenía diecisiete años era alta y hermosa por eso hacía un curso de modelo en las tardes. Su cabello era rubio y brillante como el sol.
Sus ojos resplandecientes como era esmeralda conquistaban a todos los chavales de esa ciudad española, en especial a Wilzom. El era un “chico de barrio” sencillo y humilde de 18 años. Tenía el pelo castaño y ojos marrones. Era abanderado en la “Escuela Superior de Ingenieros Industriales” y estaba perdidamente enamorado de Doris. Se habían conocido en los “Jardines del Descubrimiento” en la plaza de Colón cuando estaba bajando el sol. Los últimos rayos acariciaban los pétalos de las coloridas y renovadas flores. Doris paseaba el perro, mientras Wilzom volvía a su casa después de haber trabajado en el gimnasio de su tío. Se cruzaron en el momento que ella corría detrás del perro que se había escapado.
-¡Roco, Roco!- gritaba Doris - ¡Ayuda, agarren a mi perro!.
Entonces Wilzom atrapó al perro y Doris le dio un beso de agradecimiento y su número de móvil. Días después el se animó a mandarle un mensaje para invitarla a tomar algo, pero ella le respondió que lo esperaba en una discoteca, la mejor de la ciudad. Esa noche Wilzom iba muy nervioso a encontrarse con la chica que le gustaba. El vestía jeans, camisa a cuadros y una remera que decía “LIKE A BOSS”
-¡Hola guapa!-la saludó tartamudeando.
Doris sonrió y agregó-Gracias, ya lo sé, pero vale el cumplido.
Bailaron toda la noche y tomando unos tragos se dieron el primer beso. Al día siguiente él la invitó a ver una película romántica y se tomaron de la mano. .Wilzom no podía creer que el amor que él tanto deseaba se hubiera hecho realidad.
Los días pasaron y siguieron saliendo. Después de un tiempo de estar en pareja, Wilzom la invitó a pasar unos días en Barcelona con el dinero que había ahorrado trabajando en el gimnasio de su tío. Camino al hotel, encontraron un bar con karaoke. Como él era muy tímido no quería entrar pero ella lo convenció.
En ese lugar ella cantó con voz de sirena de agua mansa. Él, cada minuto que pasaba estaba más enamorado, pero ella no sentía lo mismo.
En días siguientes Doris desaparecía y llegaba muy tarde por las madrugadas y Wilzom comenzó a dudar de ella. Se sentía angustiado y preocupado. Entonces la siguió para descubrir lo que estaba haciendo. Cuando la vio con otro chico él se enfureció y le pegó al chaval. Después regresó a su casa de Madrid sin Doris.
Ella lo llamaba por teléfono, pero él no le contestaba porque estaba enojado y triste. Varios días después decidió responderle, hablaron mucho y sus palabras avivaron su amor como el viento resucita las llamas de una fogata.
En esos días Doris tenía un desfile de moda y Wilzom fue invitado. Allí encontró al chico que había golpeado en Barcelona.
- ¡Jolines!- pensó- ¿me estará engañando de nuevo?
Le preguntó al chico si Doris estaba saliendo con él .
-Desde hace dos semanas- respondió, entonces Wilzom se fue sin verla. Luego, él fue a la puerta de su casa y le dejó una nota diciendo:
No vuelvas a pedir perdón,
perdón si te lo pido
es que me olvidó que
no hay nada más por perdonar...
Wilzom